Olor a siembra y lluvia matutina
sobre la tierra arada de mi espalda
que despiertan la aleluya del alba
donde la semilla del fruto aguarda.
Campos de mi cuerpo sin explorar
esperan las caricias de la azada
que sabe que de tus manos llegarán
mujer de su hombre enamorada.
Y cuando sienta que el arado
llega a mis entrañas haciendo surcos
dejaré a flor de piel mi corazón
desmembrado de su sangre incluso.
Dejarás tu simiente en el lugar más fértil
donde los átomos la harán florecer
y en los pétalos de la flores que nazcan
un poema de amor para ti escribiré.
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