La voz se escuchaba cansada
a través del hilo de la distancia
sin perder su tono de coherencia
pronunciaba palabras entrecortadas.
Con agradable sensibilidad común
hacía preguntas en buen sentido
que llegaban desde su boca a mis oídos
sin que yo hubiera respondido aún.
Se me anudaba la garganta sintiendo
que hoy más que nunca necesitaba
ese abrazo suyo que me emocionaba
por que cada día que pasa la voy perdiendo.
Le hubiera llevado la flor que tanto le gustaba
para que adornara su mesilla,
conversaría con ella sentado en una silla
mientras con mis manos su pelo acariciaba.
La primavera llegaba lenta al borde de su cama
mientras un sentir de otoño me rodeaba..
La imaginaba sentada, recostada en su almohada,
mientras escuchaba que por mi nombre me llamaba.
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