Amaneció un día gris soñoliento,
no quería decir nada, lo presentía,
era cómplice de mis versos.
Tenía sueño atrasado,
el día estaba amaneciendo,
la noticia llegó
cuando la esperaba despierto.
Duerme al alba tu sueño eterno,
pero donde vayas
no te olvides
de los abrazos que te debo.
Para ti tengo
un pensamiento perenne,
una flor
como las que adornaban tus jardines
de invierno.
Descansa debajo de la higuera
de la huerta
donde en la tarde de verano
era una sombra en el desierto.
Yo no voy a llorarte
por que las lagrimas
no salen de mis ojos
cuando mi corazón late en silencio.
Quedó dormida al amanecer,
la luna estaba sonriendo,
mientras tú viajabas
en tu carroza hasta el cielo...
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