La estaba esperando como aquél día
sentado en el mismo asiento del parque,
sellando de nostalgias su ausencia
con el olor a mar, como aquella tarde.
Me quedé esperando un beso que no llegó,
un abrazo que me hiciera sentir su cuerpo,
una sonrisa que me envolviera
en los átomos más dulces de un verso.
La tarde pasó despacio y ella no llagaba,
llegó la noche con sus estrellas
poniendo paz a mi desconsuelo
cuando un suspiro muy hondo levantó vuelo.
La noche cubrió con su manto
la ilusión que se fue hasta el cielo.
El eco de una voz llegó a mis oídos
agradeciendo mi espera en el viento...
No hay comentarios:
Publicar un comentario