En mi corazón llevo
una ausencia de siete años,
una espiga rota,
una sonrisa añorada,
el eco memorizado
de una canción extrañada,
unos ojos que mucho he soñado,
el calor de una mano ausente
y el recuerdo inconfundible de una voz
que tantas veces mis oídos escucharon.
Siete años...
Una huella infinita
que nunca he olvidado,
un segundo eterno,
un dolor enamorado,
un paréntesis incierto
que nunca se ha cerrado.
Siete años mirando el cielo estrellado,
pensando cuál será la estrella
que siempre estará a mi lado,
sonriendo por los recuerdos
que nunca se han difuminado,
derramando lágrimas en silencio
por el dolor de una ausencia que amo...
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