Reunidos en torno a una mesa,
café y té vertido en las tazas.
Sabores cercanos a pan
con mantequilla y palta.
Palabras acordes de conversación
donde los temas circulaban ajenos.
Me sentía tan integrado
que me costó emprender el vuelo.
Dios vive en cada episodio
marcando el diálogo de los reunidos.
Milagros que versan con sentidos
de experiencias que se han vivido.
Hijos, hermanos, padres...
Cariños ausentes donde el recuerdo
hace más llevadera la ausencia
de aquellos que se fueron.
Abrazado en la noche no quería
abandonar los brazos que me ataban,
tenia que volver de nuevo a casa
donde recordaré lo que siempre soñaba.
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