Dibujé sobre la arena un corazón
con tu nombre y el mío
y no había ninguna razón
para que cayera en el olvido.
Paso el agua del mar
sobre sus líneas marcadas
y en ellas dejó la sal
y las siglas enamoradas.
Pasó el viento frio del invierno
y su fuerza no movió ni un grano
de donde con tanto amor
dejé marcado mis sentimientos.
Pasó la gaviota con sus gritos
poniendo su pico entre los átomos
que componían la existencia
de un amor allí enmarcado.
Pasó alguien que no vi llegar
dejando las pisadas de sus zapatos
y se llevó sobre sus suelas
toda la felicidad que nos ha sobrado.
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