Sabes donde estoy y no me hablas,
sabes donde vivo y no me escuchas...
sabes...? Sin hablar ni escuchar
no tiene sentido la vida...
Quizás sea yo quien quiera hablarte,
quizás sea yo quien necesite escucharte.
Se acaba el tiempo y a cada segundo
se le roban las palabras que nos faltan.
Herida la piedra, la voz enmudece
y quedan las lágrimas.
Escribir ante tus ojos, para que leas
lo que quiero decirte, no basta,
es necesario hablar con la mirada
sin esconder los deseos que salen del alma...
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