Suelta amarras grumete
que partimos sin rumbo,
despliega al aire las velas
para viajar por el mundo.
El viento está favorable,
las olas nos acompañan sin preguntar,
tal vez el vuelo de alguna gaviota
hasta muy lejos nos seguirá.
Y si llegan las tormentas
tenemos fuerzas para aguantar
sus azotes no nos importan
por que nada nos va a dañar.
Cuando estemos en alta mar
cantaremos una canción olvidada
de un cantinero borracho
que no pudo olvidar a su amada.
Se esconde el sol en la tarde...
La luna ha vuelto enamorada.
Al cielo quiero enviar mis suspiros
cuando llegue la noche estrellada...
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