Desperté sintiendo tu respiración,
durmiendo en mi abrazo,
desnudo tu cuerpo
cubierto por los besos
que la noche anterior te había dado.
Un rictus se dibujó en mis labios
al recordar lo que había soñado.
Te abracé
para que nunca te fueras
de mi lado.
La noche invade
de sueños difíciles el alma
anegando en pesar
las esperanzas nobles
dejando su sabor a sal.
No te vayas, no me dejes
que los sueños no se cumplan
que mi vida
aunque no es tuya
te pertenece...
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