Ella me dice que me quiere,
pero yo siento que la estoy perdiendo,
por que su mirada es ausente
y fría como el último invierno.
La ausencia de verbo
la lleva a alejarse cada día más
y ya no es aquella persona
que un día me supo conquistar.
Ayer tenía la sonrisa a flor de piel
cuando recibí su abrazo de mujer.
Cansados están mis ojos de buscarla
y triste mi alma por su querer.
Mi corazón ya no late como antes
por que le falta el elixir de las sonrisas
y el eco inconfundible de la voz
que volvieron mi vida del revés...
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