Se ha quedado en tu piel
la sensación que dejaron mis manos,
vibraste con las caricias
sobre tu cuerpo de piano.
Suplicaste por mis besos
en las riberas de tu deseo,
donde vibraba la pasión
con un interminable jadeo.
No me hice de rogar,
era parte del momento,
prendí tu fuego incontenible
con la llama de mi pigmento.
Juntos devoramos la manzana
saciando el hambre contenida
y entre susurros clandestinos
apuramos del vaso la bebida.
Con el alba te marchaste en silencio
dando por terminada la partida.
Era un juego de pasiones
donde el amor cambió nuestras vidas.
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