Ella me pidió una cita
y no pude negarme
por que lo deseaba con el alma,
y con su petición
se aceleró mi corazón.
Vibró mi cuerpo en el deseo
segmentando la vida de amor.
Tenía tantos sueños anhelados
que nunca sabría
si el primer paso no lo hubiera dado yo.
Acudí a su cita
cuando oscurecía
desoyendo los gritos de mi conciencia
sabiendo que lo que decía
eran las verdades de mi corazón.
La luna sonrió al verme
un abrazo ella medió
caminando por la arena
nunca más amaneció...
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