En mi niñez no tuve juguetes caros
tenía un carro de cartón
con ruedas de madera
tirados por dos caballos de plástico
atados a una cuerda
desde donde auriga
los conducía junto al vallado.
No tuve bicicleta ni balón
solo sueños adoptados
donde sentía la ilusión
de un mañana soñado
con letras olor a albahaca
y un corazón mil veces prestado.
Suspirando cada mañana
sentía el metal acordado
con un sonido desconocido
para maquillar el hambre llorado.
No tuve juguetes ni balón
ni bicicleta, ni siquiera tuve
mis fotos de la primera comunión
pero era un niño feliz
y eso para mi era demasiado...
¡Y qué felices éramos! Muy bello poema.
ResponderEliminarUn cordial saludo.