Una taza de café,
unas palabras dichas a tiempo,
un libro abierto,
el aroma inconfundible
del pasto y los setos.
El computador encendido,
ávido de notas apócrifas,
donde nada se dice
y la realidad es la otra
parte de los sueños...
Comienza un nuevo día
entre jardines y cielo,
esperando que llegue la noche,
pájaro de alto vuelo,
para poder encontrarme
con la realidad que deseo.
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