Quisiera poder describir
el placer que me da cada día
con tanta felicidad y armonía
cuando me pongo a escribir.
Es tanta la dicha que me envuelve
que hasta cuesta degustar.
No hay azúcar que la pueda endulzar
por que en las páginas se disuelve.
Es su aroma un afrodisíaco
que crea dependencia,
genera amor y transparencia
hasta convertirte en maníaco.
No hay nada comparado,
ni lo sexual o gastronómico,
es un placer más económico
y para nada moderado.
Así me gusta y lo concibo,
lo disfruto hasta la saciedad,
pues es de toda obviedad
que como lo digo lo escribo.
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