Mis manos recorrían tu cintura,
mis labios besaban con frenesí,
sentía el fuego abrasador
que me embriagaba con tus besos.
Toqué el cielo con mis manos
cuando susurraste un te quiero.
La realidad se detuvo inesperadamente
y me miraste a los ojos sonriendo.
El vidrio de tu mirada
despedía luces de deseo,
te tome de la mano
y te llevé al lecho.
Donde juntos apagamos
el calor que llevamos dentro.
Me entregaste tu cuerpo,
yo te di mis sentimientos.
Y en la lujuria sin fin,
me hice tu dueño,
cuando pronunciaba tu nombre desperté...
Era un sueño, mi sueño...
No hay comentarios:
Publicar un comentario