Parecía que el mundo se terminaría,
que todo perdería su valor,
nada más lejos de la realidad
por que lo que se ha perdido es el dolor.
La vida sienta precedentes
sobre los hechos a lo largo de ella.
Nadie debe quedarse indiferente
ni mirando a las estrellas.
Duros son los caminos que llegan al cielo,
negras las noches de preso caminar,
fría nieve acompaña el pesar
atado de errajes y duelo.
El alma se quedó muda ante la injusticia,
la risa incoherente no llegó a florecer,
mirar a los ojos sería una primicia
para quien tuvo un nuevo amanecer.
No se terminó ahí la vida, todo sigue
y continua, del corazón más amargo.
Dios existe, y sin embargo,
a nadie castiga ni persigue.
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