No hay hombres en la tierra
que puedan hacerme
un juicio honesto
si alguna vez tuvieran que juzgarme.
Siempre amé con los cinco sentidos
dí y ofrecí más de lo permitido,
nada recibí a cambio
y tampoco lo hubiese consentido.
Quienes me conocen
o han pasado por mi vida,
saben como soy y pienso
si alguien se incomodó, lo siento.
Pero yerra el hombre,
siempre por encima de sus pensamientos,
más allá de sus posibilidades
y todos sabéis que no miento.
Si alguien quiere juzgarme
que pida audiencia y abogados,
me siente como un reo
en el banquillo de los acusados.
Solo Dios puede juzgarme...
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