Qué habría sido de mi
si no hubieras estado a mi lado
enjugando la sal de mis ojos
con tus besos enamorados.
No tiene precio, si nombre,
quien tanto cariño que me ha dado
poniendo cercos a los sonidos
que desde lejos llegaron.
He amarrado mi barca
muy adentro de la arena
y guardado en tu baúl sus velas
para que nunca se haga a la mar.
Y me quedaré junto a ella
que es donde tengo que estar
sembrando de estrellas su cuerpo
y de sonrisas su bienestar.
Aquí me quedo contigo
hasta que me quieras echar
que mi barca se queda en tierra
para no volver a navegar.
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