No me podía quedar dormido...
algo me faltaba sin saber qué.
Tu voz me llamaba
entre sorbo y sorbo de un café.
Llamando a la puerta de mi alma
con palabras inusuales te escuché
que llegaba entre las ondas
a los sueños que soñé.
La vigilia se hizo aparente
con la conversación iniciada
de destellos ocurrentes
con tu eco de enamorada.
La música llegó a mis oídos
cuando a Morfeo me entregaba
en el umbral de los sonidos
poco a poco tu imagen se difuminaba.
Cuando desperté esta mañana
te busqué en mi almohada
con la certeza de que mi soñar
te dejaría en mi cuerpo anclada.
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