Lávate en mis aguas
adentrando tu figura en la corriente
con el jabón de mis manos
dejaré tu piel reluciente.
Sentirás pasar su esencia
entre tus senos y piernas
dejando la sensación en tu cuerpo
que te hace más dulce y tierna.
Sumérgete en las profundidades
donde la respiración se contenga
que no hay olas en sus mares
ni vientos que la detenga.
Sus arrecifes son la silueta
donde se limita el corazón con el acantilado
dejando la cortina cristalina
de su elemento mil veces consagrado.
Deja que seque hasta tu sombra
con la ayuda del aire soleado
que produce satisfacción sublime
en la sal de un enamorado.
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