Estas cuatro paredes
donde habita tu ausencia,
envuelven mi soledad
sobre toda clemencia.
Necesito cerrar mis puertas
para que por ellas no entre el aire,
trae palabras y recuerdos
y muchas preguntas sin respuestas.
Donde anida el ave del paraíso
con una doctrina en la sangre.
No es posible detener su ritmo
en una historia que arde.
No puedo evitar sentir los pasos
de la incertidumbre más marcada,
llevo arena en mis ojos
y mi alma sigue alada.
Esclavo de deseos inmaduros
donde se siembra tanto dolor,
incorregible, caprichoso y oscuro
que lo que siente es solo amor...
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