Si los sueños traspasan la frontera
de la realidad más sublime,
por favor, háblame, dime,
qué es lo que de mi se espera.
La frente alta, la conciencia tranquila,
no se venden las aspiraciones,
la realidad demuestra sus pasiones
con los fracasos en primera fila.
En un bajel pirata con bandera
insignia o estandarte,
viajo repartiendo mi arte
sobre los mares y su ribera.
No vive el poeta de su inspiración,
ni duerme en cojines de plumas,
todos son números entre dos sumas
donde el resultado es la emoción.
Puedo decir que he comido
con moderado y feliz apetito,
pero parece más que un delito
saber que hoy nadie me ha leído.
El que nadie comente, no significa que no lean, o quizás leamos, lo que escribes...
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