Las nubes cubrieron mi cerebro,
manchas rojas resbalaron por mi cuerpo,
era sangre que derramaba
la rabia contenida de mi ser.
Me sentí preso de tanta injusticia,
sin un alfabeto para poderme defender,
palabras en desuso y mal interpretadas
que ponían cárceles a mis versos.
Algo pone trabas a mi dicha,
inconcebibles de manera imparcial,
rejas que cercan mis actos elocuentes
por donde mañana el sol saldrá.
Todo es por algo en la vida,
nada es casualidad sin remedio,
pasó la oscuridad y se vislumbra la salida
donde se sembraron las semillas del deseo.
Queda tranquila mi conciencia
si es que alguna vez no lo estuvo,
y la esenia vuelve a su cauce
por que lo que tuvo retuvo.
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