Corren tiempos de insomnio
en el país donde nací,
que dejan dolor, miseria y demonios
y lo que queda por venir.
Llora la guitarra en las esquinas
clamando al cielo un trabajo.
Madre de niños sin padre,
en la piel de toro y más abajo.
Mi Andalucía ya no ríe
con su risa mañanera,
guarda silencio al alba
pensando en una quimera.
Los vientos de un día cualquiera
llegan desde países lejanos,
detrás de aquellos horizontes
a donde partirán nuestros hermanos.
La envidia no nos corroe,
aún nos queda la esperanza
de saber que nuestras velas
se hinchan con vientos de bonanza.
Corren tiempos de apariencias
donde vi mis primeros luceros,
ya nada es como ayer era
ni tampoco como yo quiero.
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